miércoles, 25 de enero de 2006

Shawarma y Mozart ¿la combinación ideal para despertar?

Amigos y enemigos están invitados a mi funeral pa´que brinden por mí. Unos de tristeza, otros de alegría, Pero todos juntos porque ya me fui… Cuando este tendido que se oiga la banda, música norteña, mariachis también. Que traigan cartones llenos de cerveza Y échenme la tierra que me vio nacer… Yo quiero invitarlos a mi funeral Antes que la muerte me venga a buscar. Yo quiero invitarlos a mi funeral. No quiero que naiden me vaya a faltar…

- Fragmento de la canción “Mi Funeral” de Victor García.

[Gracias, Alfred por la idea de la canción]. Desde el pasado 4 de enero, Ariel Sharon, Jefe de Gobierno (Primer Ministro) de Israel, se encuentra en coma tras sufrir tres hemorragias cerebrales masivas y permanece internado en el hospital Hadassah Ein Karem de Jerusalén.

Tras tres operaciones a las que ha sido sometido hasta ahora (25 de enero), los médicos que intentan salvar la vida del militar y político israelí, cuyo nombre original era Arik Ben Dvora Scheinerman, no sólo han recurrido a la medicina tradicional para sacar de la inconciencia a esta figura mundial, sino que emplean métodos menos convencionales.

El equipo de doctores que encabeza el argentino Félix Umansky aplica ya la musicoterapia basada en melodías de Wolfgang Amadeus Mozart ―el compositor favorito de Sharon― las cuales resuenan permanentemente en su habitación.

Además, sus familiares más cercanos le hablan todo el día; y por si eso fuera poco, los galenos colocan todos los días, al lado de su cama, un plato de Shawarma, todos estos esfuerzos con la esperanza de que al estimular sus sentidos del oído y olfato, Sharon responda más rápidamente y recobre así la conciencia.

El neurocirujano mexicano, Xicoténclatl Pérez Sánchez, egresado de la Universidad de Colima, participa también en la atención de cuidados intensivos que recibe el premier israelí y afirma que “hay signos de mejoría”, por ejemplo, Sharon ya respira cada vez mejor por sí mismo y ha comenzado a mover ligeramente la pierna derecha de su cuerpo; sin embargo, no se ha logrado determinar las secuelas que sufrirá su mente tras haber recibido estos infartos cerebrales y por estar en estado comatoso durante tanto tiempo.

De acuerdo con las leyes del Estado de Israel, debido a su incapacidad, Sharon, dejó de ser en la práctica el Jefe de Gobierno, y fue nombrado de forma interina por un máximo de 100 días, tiempo en el que se deberán organizar elecciones, el ministro de Finanzas Ehud Olmert, considerado como el sucesor natural del exmilitar.

RECETA DEL SHAWARMA

El shawarma, platillo favorito de Ariel Sharon, es semejante a otros como: los Gyros (Grecia), los Kebabs (Turquía), el Vastedda (Italia)… para dejarlo más claro aún, a los Tacos al Pastor (México), con algunas variantes. La receta para prepararlo es la siguiente:

Ingredientes principales (de 8 a 20 personas)

3 kilos de carne de cordero o pollo cortada en lonjas bien finas.

Para la marinada:
- 3 tazas de yogurt natural
- Jugo de 3 limones
- 3 cucharadas de vinagre blanco
- 3 cucharadas de aceite de olivo
- 10 dientes de ajos picados
- 1 cebolla cortada fina
- Algunas hojas de menta molidas (opcional)
- 2 cucharaditas de pimienta
- 3 cucharadas de ají molido (pueden ser pimientos rojos o amarillos; o bien alguna clase de chile)
- Sal al gusto.

IMPORTANTE: En los países árabes se utiliza una mezcla de especias que viene ya preparada y se le conoce como “Siete Especias”, la cual contiene, molidos, claro:
- Jengibre
- Canela
- Nuez moscada
- Clavo
- Garbanzo
- Pimienta negra gruesa
- Cardamomo

Para la salsa:

- Pasta de tahini (sésamo o ajonjolí)
- Una cabeza de ajo
- Perejil picado
- Aceite de olivo
- Jugo de limón (opcional).
Se mezcla hasta obtener una consistencia similar a la de la mayonesa, agregando, si es necesario, agua.

Pan de pita o tortillas tipo árabe.

Preparación
De cuatro a 12 horas antes, poner a marinar la carne empleando todos los ingredientes indicados. Luego introducirla en el espetón una por una circularmente y calentar a máxima temperatura durante 15 minutos o hasta que la carne dore. Una vez que se asan bien las lonjas externas, se recortan desde la pila del espiedo haciéndola caer en una palita de metal y se introduce en el pan de pita.

Alternativa: en un refractario con tapa, colocar la carne y la marinada en el horno a 200 °C por alrededor de 45 minutos. Una vez pasado el tiempo, destapar y meter de nuevo al horno por 10 minutos más, o hasta que la carne esté bien cocida y los jugos se hayan evaporado. Al finalizar, servir en el pan.

En ambos casos, agregue al gusto rodajas de pepinos, tomates, cebollas o tiras de zanahoria, y condimente con la salsa de tahini/ajo.

¡Buen provecho!

sábado, 21 de enero de 2006

Amor sin Fronteras (Zélary)

"El amor es lo más parecido a una guerra y ésta es la única en que es indiferente vencer o ser vencido, porque siempre se gana".
-Francisco Benavente, dramaturgo español.

Innumerables son, pienso, los filmes que tratan la temática de un romance en medio de tiempos adversos como los de un conflicto bélico. Algunos han sido memorables como Casablanca (EU. 1942), o La Guerra y la Paz (War and Peace, EU. 1956); otros, bodrios como En el Emor y la Guerra (In Love and War, EU. 1996), o La Mandolina del Capitán Corelli (Captain Corelli's Mandolin, EU-Grecia. 2001); y también existen aquellos que pasaron sin pena ni gloria como Pearl Harbor (EU. 2001), o Amor Eterno (Un long dimanche de fiancailles, Francia. 2003), entre muchas otras.

Zélary, o Amor sin Fronteras es un largometraje que explota nuevamente esta temática, pero lo hace, no de una manera melosa y rimbombante como los melodramas norteamericanos, sino de una forma más cruda y sin los clásicos “pastelazo” y/o beso devorante antes de los créditos.

Esta cinta de origen checo fue nominada al Premio de la Academia de Artes Visuales y Ciencias (conocido vulgarmente como OSCAR) como mejor película extranjera en el año 2003, y no fue sino hasta el año pasado que llegó, de manera muy efímera por cierto, a las carteleras de los cines de nuestro país.

Sin embargo, la distribuidora Filmhouse, una de las que mayor número de filmes no-hollywoodenses saca al mercado mexicano, ha llevado al formato DVD este filme, y para sorpresa muy grata, lo encontré a la renta en un Blockbuster.

Basado en la novela de Kvìta Legátová, la cinta dirigida por Ondrej Trojan, se sitúa en 1940 en la entonces República Checoslovaca, ya para entonces ocupada por las fuerzas del Tercer Reich –se pronuncia Raij–, bajo este escenario, surgen los personajes de dos jóvenes: Eliska (Ana Geislerová) y su novio Richard (Ivan Trojan), quienes son enfermera y médico, respectivamente, pero además ambos pertenecen al movimiento de la resistencia a la ocupación.

Una noche, un hombre es llevado al hospital donde trabajan, y éste, además de requerir de una cirugía, también necesita de una transfusión, y claro, Eliska es la única con su mismo tipo de sangre.

Entonces la historia da un giro y encontramos a la protagonista sola ya que a su novio lo detuvo la Gestapo –la policía secreta de los nazis–, y para evitar que su destino sea semejante, algunos de sus amigos le cambian la identidad y la mandan a las montañas para ocultarla de una manera un tanto extrema, es decir, casándola con el paciente al que ella donó su sangre, Joza (György Cserhalmi), hombre de más de 50 años de edad, de modales y estilo de vida muy rústicos.

Para que se den una idea de la forma de vida, hagan de cuenta que la pareja vive en la cima de una colina, un lugar donde parece que el tiempo se ha detenido por más de cien años, y en una cabaña casi idéntica a la del abuelo de Heidi, pero eso sí, sin el glamour de las cabras saltarinas, los abetos susurrantes, el perro “Niebla” y los chiflidos del pastorcillo, Pedro.

–Para los que no recuerdan, o no quieren recordar, se trata de una caricatura japonesa, que fue transmitida muchas veces por canal 5, es más, hasta hubo un certamen de belleza infantil denominado “Niña Heidi”–.

Aquí es donde se centra lo medular de la trama. Comenzando con los primeros encontronazos de la protagonista con su nueva realidad, no sólo de refugiada, sino de pueblerina y de esposa de alguien a quien no conoce, y mucho menos ama; siguiendo con el dilema existencial de mantener un bajo perfil, o ayudar a otros con su profesión; y por si eso fuera poco, de tener que cocinar todas las noches, algo que, según se deja ver, le es materia desconocida. En otras palabras, todo un dilema digno del sheakespereano drama de Hamlet.

Todo esto me lleva de nuevo al epígrafe que coloqué al inicio de esta reseña. La afirmación que Benavente hace acerca del amor, puede ser cuestionada, pero aseverada.

Zélary es una película de amor, de amor ganado a pulso con el paso de los días, de honestidad, de los detalles, es decir, a aquellas pequeñas cosas de las que está hecha la vida y que el personaje de Joza "expresa sin flores" –diría un amigo mío–, pero que se ganan el corazón de la que ya es, jurídicamente, su esposa.

Pero no sólo eso, ejemplifica también con singular realismo que el enamoramiento no es sólo aquella etapa de conquista y mariposas en el estómago; sino también cuando hay épocas de enfermedad, de carestía, de rencor cuando alguien falta el respeto a tu amad@, de tener un nudo en la garganta cuando las cosas no van bien o no salen como uno las planea… así como de felicidad cuando puedes hacer bien por primera vez aquel platillo que al amad@ le gusta, y de otras tantas satisfacciones, independientemente del tiempo que éstas duren.

Una escena que me parece inolvidable y me sigue produciendo mucha gracia, es la de una niña que va a la iglesia y le dice al sacerdote (Miroslav Donutil), con una certeza que sólo tienen los pequeños cuando encuentran el “hilo negro”, que si quiere ver la parroquia llena todos los domingos, debe remplazar esas insípidas hostias (obleas) por chocolates –Gracias a Dios que ya existen y que no hay que ser católico para disfrutarlas–.

Finalmente, las locaciones, increíbles paisajes y la mano a veces lenta del director hacen que te compenetres, no sólo con los personajes y la trama, sino también con la República Checa… algo que va más allá del encanto medievo-renacentista de Praga, la obra de Franz Kafka, o los compases de la ópera mozartiana Don Giovanni”.

FICHA TÉCNICA:
Amor sin Fronteras (Zélary).
Dirección: Ondrej Trojan.
Intérpretación: Ana Geislerová, György Cserhalmi, Miroslav Donutil, Ivan Trojan.
Duración: 150 minutos.

Website oficial.