martes, 31 de octubre de 2006

Día de muertos y anexas

En estas fechas se celebra el Halloween (31 de octubre), festividad de origen celta; y los Días de Muertos (1 y 2 de noviembre), producto de una mezcla de las culturas indoamericana e hispánica; ambas, con trasfondo pagano y ocultista.

Como cristiano, no soy participe de este tipo de celebraciones puesto que la Biblia condena la práctica de la hechicería y la adivinación (Deuteronomio 18:10); además, es clara al afirmar: "no tengas nada que ver con las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien, denúncialas" (Epístola a los Efesios 5:11).

No honro a la muerte ni a su amo, puesto que mi Señor Jesús murió por mi en la cruz, y no sólo eso, venció a la muerte y resucitó para demostrar a todos que Él es el Rey de Reyes y Señor de Señores (Epístola a los Filipenses 2:6-11).

Por tanto, no tengo tampoco porque levantarle una ofrenda al acaecido ser querido con la esperanza de que en estos días regrese del inframundo a "hacer una visita", pues "está establecido que los hombres mueran una sola vez y después de esto, el juicio" (Epístola a los Hebreos 9:27).

Mucho menos requiero colocar una calabaza o un nabo en el portal de mi casa para evitar así que los demonios entren en mi hogar y dañen a mi familia, ya que tengo la seguridad de que "el ángel del Señor acampa alrededor de los que le temen y los defiende" (Salmos 34:7).

Viéndolo así, ¿En qué podrían concordar la Luz con las tinieblas? ¿Qué armonía puede tener Cristo con el diablo? Abre tus ojos y mira la maldad que hay detrás de estas en apariencia inocentes celebraciones. Especialmente, enseña a tus hijos o alumnos el propósito original para lo cual existen.

"Porque nosotros somos templo del Dios Viviente" (2a Epístola a los Corintios 2:16).

Mi tocayo, Penieres, no es por "hacerle la barba", pero es un gran dibujante. Conozco sus trabajos aún antes de conocerle a él (por ahí de 1996). A lo largo de este tiempo le he visto crecer profesionalmente, siempre encaminando sus talentos para la honra de Dios.

En esta ocasión ha hecho un cartón alusivo al "día de los moribundos". Obsérvalo con atención y si te gusta, reenvíalo a tus seres queridos. (Para agrandar la imagen, sólo da un click sobre la misma).

Lux luxet in tenebris.

lunes, 30 de octubre de 2006

Sobre mi reciente falta de memoria

Aclaración: no diré nunca más que tengo Alzheimer por respeto de todas aquellas personas aquejadas por dicha enfermedad. Lo que tengo tampoco es déficit de atención. Supongo, pues, que es exceso de stress, tareas y responsabilidades laborales y escolares.

viernes, 27 de octubre de 2006

Es la "usabilidad", estúpido

Cuentan que cuando Bill Clinton estaba buscando ser electo como presidente de EUA (USA), uno de sus asesores colocó carteles en las principales oficinas del equipo de campaña con la consigna de "It's the economy, stupid!" (¡es la economía, estúpido!) para recordarle a todos los miembros de su equipo que la fundamental diferencia entre ellos y los republicanos --encabezados, en ese entonces, por George Bush padre-- era el modelo económico.

Mucho, dicen, la frase ayudó en la victoria. Por otra parte, la "usabilidad" (del término usability, en inglés), se refiere a la característica que un sistema debe tener para ser usado por el más amplio rango de personas.

Esta llamada "usabilidad" se usa sobretodo para referirse a la arquitectura de un sistema de cómputo o algún sitio web, pero también se le ocupa ya en cuestiones de diseño industrial. De hecho, este término acuñado por Jakob Nielsen se ha hecho tan popular que existen sitios dedidados al estudio del mismo tanto en inglés como en español o en casi cualquier otro de los principales idiomas.

Cuando fue inaugurado el Metrobus de la avenida Insurgentes, éste, con tal de que fuese inaugurado por el Peje, inició operaciones con estaciones incompletas. Algunas de ellas sin rampas de acceso o sin energía eléctrica, es decir, no tenían una buena "usabilidad".

Por si ello fuera poco, los usuarios tenían que comprar boletos de papel (que a los pocos días se comenzaron a falsificar), puesto que las tarjetas de prepago que habían anunciado para ello, tampoco quedaron listas a tiempo.

Es de este sistema electrónico de boletaje del hoy cariñosamente bautizado "lentobus" sobre el que quiero referirme en esta oportunidad. Independientemente de si fueron debidamente licitadas o no (hoy ya se sabe que fue una decisión de facto), el sistema dispensador de éstas, a cargo de la empresa Inbursa (sí la de Carlos Slim), dista mucho de ser de lo mejor del mundo.

El sistema ya cumplió un año y, generalmente, cuando veía a la gente formada para comprar sus pasajes solía preguntarme "¿Por qué se tardan tanto en recargar una simple tarjetita?". Yo mismo me respondía diciendo: "estamos en México, la gente no se toma la más mínima molestia para leer las instrucciones, eso sumado a la casi natural aversión que parte de la población tiene hacia la tecnología.

El pasado viernes tuve que tragarme mis palabras ya que por primera vez tuve que utilizar una de esas maquinitas.

Me explico: para comprar una tarjeta son necesarios $11.50 en moneda nacional. La "usabilidad" y la lógica dirían que una vez que uno compra la referida tarjeta (depositando el dinero, claro), está ya debiera de venir cargada con el capital que uno le cargó, por ejemplo: $20 pesos.

Pues no es así. A pesar de que se distinguen dos más que notorios botones, uno que dice "COMPRA" y el otro que dice "RECARGAR", el consumidor debe:

1. Pagar por la tarjeta. El sistema tras detectar el depósito del efectivo enuncia la palabra "ÉXITO",y posteriormente sale el flamante objeto rectangular de una bandeja.
2. Después, el comprador tiene que insertarla en una ranura junto al botón de "RECARGAR", e ingresarle más dinero para el sistema de prepago, ahora sí, le inserte el crédito desado.

El respetable tal vez se pregunté ¿y qué pasó con el resto del dinero ($8.50 pesos) que ya se había ingresado con la compra del plástico?

La respuesta, colocada a mano en un pequeño trozo de papel con letras irregulares y sostenida con cinta adhesiva; no frente a la dispensadora, sino en alguna de las paredes laterales: "El sistema no da cambio".

¡Simplemente marvilloso! -- el incauto escritor de ésta bitácora balbuceo-- y posteriormente declamó, de manera espontánea, casi como sí recordase el papel de una de las tragedias de Esquilo en las que obligadamente participó cuando iba a la escuela secundaria (aunque sin la máscara y la túnica blanca): "espurio" , en contra de la máquina, de Inbursa, del Gobierno del Distrito Federal, faltaba más.

Una vez resignado a depositar más pesos para "recargar" así el infame boleto, y tras tomar el Metrobus con rumbo al norte de la ciudad, el bien ponderado tuvo a bien recordar las breves pero concisas lecciones de Usabilidad 101 intruidas por su amigo Earl... Y reflexionar en la conveniencia de enviar "su humilde opinión" a algún funcionario de este ineficiente medio de transporte con la premisa: "es la usabilidad, estúpido".

jueves, 26 de octubre de 2006

An elephant crackup?

Hoy dentro de su columna en el diario Milenio, Héctor Aguilar Camín retoma parte de un reportaje publicado el pasado 8 de octubre en The New York Times (NYT), y cuya traducción al español sería: "¿El colapso de los elefantes?".

Tras leer este texto me quedé "con la espinita" (me invadió la curiosidad). No fui el único. Varios de mis compañeros de trabajo al dar una ojeada a nuestro trabajo diario del análisis de los columnistas de los medios impresos también se extrañaron de la temática escogida por el fundador de la revista Nexos, quien normalmente suele escribir de política nacional.

Sobra decir no estuve tranquilo hasta que recurrí a la fuente original, el NYT, y leí con toda atención los sesenta y dos párrafos y 7,692 palabras del referido reportaje. Quedé pasmado. Por lo que les reproduzco algunos fragmentos:

All across Africa, India and parts of Southeast Asia, from within and around whatever patches and corridors of their natural habitat remain, elephants have been striking out, destroying villages and crops, attacking and killing human beings. In fact, these attacks have become so commonplace that a new statistical category, known as Human-Elephant Conflict, or H.E.C., was created by elephant researchers in the mid-1990’s to monitor the problem.

In the Indian state of Jharkhand near the western border of Bangladesh, 300 people were killed by elephants between 2000 and 2004. In the past 12 years, elephants have killed 605 people in Assam, a state in northeastern India, 239 of them since 2001; 265 elephants have died in that same period, the majority of them as a result of retaliation by angry villagers, who have used everything from poison-tipped arrows to laced food to exact their revenge. In Africa, reports of human-elephant conflicts appear almost daily, from Zambia to Tanzania, from Uganda to Sierra Leone, where 300 villagers evacuated their homes last year because of unprovoked elephant attacks.

But in ‘‘Elephant Breakdown,’’ a 2005 essay in the journal Nature, Gay Bradshaw and several colleagues argued that today’s elephant populations are suffering from a form of chronic stress, a kind of species-wide trauma. Decades of poaching and culling and habitat loss, they claim, have so disrupted the intricate web of familial and societal relations by which young elephants have traditionally been raised in the wild, and by which established elephant herds are governed, that what we are now witnessing is nothing less than a precipitous collapse of elephant culture.

When an elephant dies, its family members engage in intense mourning and burial rituals, conducting weeklong vigils over the body, carefully covering it with earth and brush, revisiting the bones for years afterward, caressing the bones with their trunks, often taking turns rubbing their trunks along the teeth of a skull’s lower jaw, the way living elephants do in greeting.

This fabric of elephant society,had effectively been frayed by years of habitat loss and poaching, along with systematic culling by government agencies to control elephant numbers and translocations of herds to different habitats. The number of older matriarchs and female caregivers (or ‘‘allomothers’’) had drastically fallen, as had the number of elder bulls, who play a significant role in keeping younger males in line.

As a result of such social upheaval, calves are now being born to and raised by ever younger and inexperienced mothers. Young orphaned elephants, meanwhile, that have witnessed the death of a parent at the hands of poachers are coming of age in the absence of the support system that defines traditional elephant life.

‘‘Elephants are suffering and behaving in the same ways that we recognize in ourselves as a result of violence’’. ‘‘It is entirely congruent with what we know about humans and other mammals. Except perhaps for a few specific features, brain organization and early development of elephants and humans are extremely similar. That’s not news. What is news is when you start asking, What does this mean beyond the science? How do we respond to the fact that we are causing other species like elephants to psychologically break down?’’.

Even as we’re forcing them out, it seems, the elephants are going out of their way to put us, the keepers, in an ever more discomfiting place, challenging us to preserve someplace for them, the ones who in many ways seem to regard the matter of life and death more devoutly than we.


Para leer el texto completo --in english, of course-- da click aquí.
IMPORTANTE: se requiere una clave de acceso para engresar al sitio, pero el registro es gratuito y vale mucho la pena, sobretodo para futuras consultas.

miércoles, 25 de octubre de 2006

La carta en Publimetro

Hace algunos meses comentaba que un texto mío había sido publicado en el Periódico Publimetro, suscrita por un tal "Julián Núñez" de Ciudad Satélite. Como al mes de lo ocurrido, uno de los editores del hoy popular rotativo de la ciudad me escribió para comentar del hecho. De aquel fructífero intercambio de opiniones quedé de enviarle un nuevo texto en cuanto se presentara la ocasión.

Pues bien, dicha misiva fue enviada antier y publicada ayer mismo en sus páginas interiores, mismo que me permito colocar en esta bitácora. Nota: la intitularon: Aventuras para ir a un concierto":
He de comentar que mis visitas al Foro Sol nunca han sido gratas. El tránsito para ingresar es atroz, las peripecias que uno tiene que hacer para estacionar su automóvil, y por si ello fuera poco, a las extorsiones a las que uno se debe de someter tanto de agentes policiacos, como de la operadora de estos centros de espectáculos y en alguna ocasión, hasta de vecinos de la zona... y el mismo fenómeno ocurre al salir.

El sábado pasado fuimos al concierto de Robbie Williams, y debido a estas amargas experiencias decidimos irnos al lugar en cuestión en Metro. A diferencia de otros eventos, la gente llegaba en forma ordenada (había también un fuerte dispositivo de seguridad), y muchos, al igual que un servidor también tomaron la hasta entonces sensata decisión de usar el eje del transporte público capitalino.

Sin embargo, cual sería nuestra sorpresa que al término del evento (alrededor de las 11:15 P.M.), nuestra "honorable policía" decidió de buenas a primeras cerrar el paso del puente peatonal que conecta el Foro con el Palacio de los Deportes, y no sólo eso, tras tener que rodear la pista del Autódromo para poder salir por la Ciudad Deportiva, la "sorpresa" se convirtió en enojo debido a que habían cerrado no una, sino dos estaciones del metro: Ciudad Deportiva y Velódromo, además, el tránsito por la calle Viaducto Río de la Piedad estaba cerrado, por lo que miles de los asistentes al citado concierto tuvimos que emprender una larga caminata hasta la estación Puebla.

Si lo que temían era no poder garantizar la seguridad de los pasajeros ¿Por qué no mejor destinaron, al menos a la mitad de esos granaderos que tenían apostados en las entradas de la Ciudad Deportiva para cuidar las estaciones? ¿No deberían ya de estar acostumbrados a la organización de estos eventos, y destinar en su logistica un mayor número de efectivos de vigilancia?

Josef Núñez
Distrito Federal

La canción más naca

El pasado viernes platicando con Rich y el buen Isaako durante el largo y tortuoso camino en auto sobre el Anillo Periférico de sur a norte, salió colación el tema de cuál es la peor canción que han escuchado.

Rich dijo que la de chamaca que hace el promo de Lulú Cola (María Daniela y su Sonido Laser); yo pensé en muchas, como las terribles conversiones de canciones de The Beatles en ritmo de salsa, en Bon Jovi cantando en español, y hasta en Angélica Vale (long before Bety la Fea) cuando quizo ser cantante e interpretaba una canción llamada "Thundercats" supuestamente inspirada en ese icónico cartoon de los 80's.

Fue entonces el buen Isaako dijo: "tienen que escuchar ésta...".

Esperando no provocar una protesta diplomatica de alguno de mis amigos sinaloenses, he de decir que si bien no consideré a esa canción de La Banda Capiro como "la más naca", si pienso que ¡es muy mala!, pero al mismo tiempo muy divertida. En verdad que hasta pataleo de la risa al escucharla. Sip, soy muy bobo.

He aquí las letras de ¿Quién se robó a la cochi?; y la música (para escucharla da click aquí. )
¿Quién se robo tu puerco?,
¿quién se robo al cochi?
que lo iba hacer carnitas
el sábado en la nochi
que lo iba hacer chicharrón,
que lo iba hacer chorizo
y un poco de jamón.

Ya tenía todo listo
para matar al cochi
afilado el cuchillo
el sábado en la nochi
le daba su salvado,
le daba sus machi bis,
le daba su maíz.

Pero quiero saber
quiero que me digan pues
¿quién se llevo al cochón?

¿Quién es el intruso que se llevó al cochi?
quiero reclamarle por que ayer por la nochi se lo llevó,
se lo llevaron en un coche.

¿Quién es el intruso? quiero conocerlo
quiero que me diga cuál fue su secreto pa’ robarme el cochón
y acabar con el pachangón...

Y se llevaron al cochi compa Tovi,
ya se acabó la pachanga...

Ya tenía todo listo
para matar al cochi
afilado el cuchillo el sábado en la nochi
le daba su salvado,
le daba sus machi bis,
le daba su maíz.

Pero quiero saber
quiero que me digan pues
¿quién se llevó al cochón?

¿Quién es el intruso que se llevo al cochi?
quiero reclamarle por que ayer por la nochi se lo llevó,
se lo llevaron en un coche.

¿Quién es el intruso? quiero conocerlo
quiero que me diga cuál fue su secreto pa’ robarme el cochón
y acabar con el pachangón.

martes, 24 de octubre de 2006

Guardianes de Altamar (The Guardian)

Kevin Costner es quizá uno de los actores/directores hollywoodenses que cada que aparecen en algún filme, me llama la atención ver.

Por supuesto que ha tenido desde joyas del séptimo arte como Danza con Lobos (Dances with Wolves, 1990), Campo de Sueños (The Field of Dreams, 1989) o Un Mundo Perfecto (A Perfect World, 1993); éxitos comerciales como El Guardaespaldas (The Bodyguard, 1992), o Robin Hood (Robin Hood, Prince of Thieves, 1991); largometrajes irrelevantes como JFK (1991), 13 Días (The Thirdteen Days, 2000) y Dicen por Ahí (Rumor has It, 2005); hasta sendos bodrios como Mundo Acuático (Waterworld, 1996) y El Mensajero (The Postman, 1997).

Confieso que de toda su filmografía, mis favoritos son, por razones más que obvias --para los no iniciados, léase películas relacionadas con el béisbol--, además del Campo de Sueños: La Bella y el Campeón (Bull Durham, 1988) y Por Amor al Juego (For Love of the Game, 2000); la que merece esta reseña: Guardianes de Alta Mar (The Guardian, 2006) quizá no llegue a grandes alturas, pero merece ser vista con agrado.
Sí bien es cierto que la trama de la historia llega a ser bastante predecible y en momentos parece un collage de Una Tormenta Perfecta (The Perfect Storm, 2000), con Hombres de Honor (Men of Honor, ibid), Pasión y Gloria (Top Gun, 1986) y hasta Guardianes de la Bahía (Baywatch TV series) --aunque sin Pamela Anderson o Carmen Electra--, ésta se defiende y logra animar al espectador de este letargo postveraniego plagado de remakes y secuelas.

Costner interpreta a Ben Randall, un buzo rescatista que labora en el océano más peligroso del mundo: el ártico. Tras un fallido rescate y con su matrimonio en picada, su jefe lo manda a dar clases a la academia de la Guardia Costera --cliché-- y ahí es donde conoce al novato Jake Fisher (Ashton Kutcher) un joven con excepcionales habilidades en la natación y un ego aparentemente indomable --cliché encore--.

El resto de la historia, ya podrán preveerlo; sin embargo, lo que hace rescatable a este blockbuster es que realza la labor de una de las más peligrosas profesiones del mundo: los rescatistas, el ambiente en que trabajan y los sacrificios que éstos deben hacer, cual médico, al tomar la decisión de quién vive o quién muere.

Por supuesto, como en todos los filmes de su categoría (entiéndase propositivos) la trama realza las cualidades de la gente, lo "maravilloso" de trabajar en equipo, de "buscar perdonarse uno mismo", "disfrutar la vida", etc.

Agradable fue además ver al joven Kutcher en un papel no cómico y demostrar que tiene madera de actor para papeles no sólo sentimentaloides, sino hasta serios; salvo un par de diálogos soeces dignos de cualquier filme de Tom Cruise.

Quizá estoy justificando demasiado a esta producción dirigida por Andrew Davis. Por lo que mejor les recomiendo vayan a verla y expresen su parecer.

Ficha técnica:
Guardianes de Alta Mar (The Guardian, 2006)
Dirección: Andrew Davis
Interpretación: Kevin Costner, Ashton Kutcher, Sela Ward y Clancy Brown
Duración: 136 minutos
website.

jueves, 19 de octubre de 2006

¡Rayos!

Aún en nuestra sociedad postmoderna la gente sigue, por decirlo de algún modo, temiendo y teniendo sumo respeto al fenómeno natural de las tormentas eléctricas. Podría decirse que es un fenómeno heredado desde hace cientos o miles de años en casi la totalidad de las culturas.

Los griegos, tenían como su dios principal a Zeus, quien era asistido por Hefestos (Vulcano) en la fabricación de los relámpagos; los romanos retomaron la deidad y sólo le cambiaron el nombre a Júpiter; los etruscos tenían a Aplu (que posteriormente en la civilización helénica derivó en Apolo).

Otras civilizaciones como la de los incas tenían para deidificar al rayo a Catequil; los mayas a Coyopa; los aztecas a Tlalcoc (no sólo era dios de la lluvia --¡eh!--); finalmente, los eslavos, adoraban a Perún; y el resto de las civilizaciones germánicas y nórdicas a Thor (también conocido como Döner), mismo que hoy es un importante personaje de comics para la casa editorial Marvel Comics.

Si quieren conocer más acerca del rayo en las mitologías, les recomiendo visiten este sitio: "Rayos y centellas".

Siguiendo con la importancia del rayo, no hay que olvidar a uno de los héroes de la (poca) historia norteamerica: el escritor, diplomático, político y científico, Benjamin Franklin (1706-1790).

Y es que fue gracias a su descubrimiento del pararrayos, mismo que fue producto de la demostración científica de las cargas eléctricas en las nubes, lo que le hizo pasar a la postreridad como un hombre sabio, culto... en lugar de convertirse en un hito (aunque no tan comparable al Marqués de Sade) como uno de los más connotados libertinos sexuales.

Otro de los usos populares que tiene el relámpago en la cultura hispánica es su uso en frases de uso común, algunas de ellas ya muy demodé (fuera de moda) como los son: "Voy como de rayo", es decir, iré lo más rápido posible; "Rayos", que es equiparable a: diantres, maldición, demonios, etc.

Y la mejor de todas: "Que me parta un rayo". Que es utilizada en diferentes contextos. Por ejemplo, para decir: "¡No lo puedo creer, ya vas a cumplir 28 años! (Cfr. An american saying loudly: "Oh my Gosh!"). --Nótese que la oración original era: "¡Qué me parta... ¿ya 28?"--

Otro sentido que se le puede dar a esta frase es el de retar a alguien ya sea para aseverar que se dice la verdad, o inclusive, para ocultar mejor una mentira: "Te lo juro, sino, que me parta un...".

Después de todo, es más probable que una persona tenga un accidente al caer por unas escaleras que a que el fenómeno meteorológico en cuestión reaccione ex profeso en contra del convocante.

Mmm.. pero sólo en caso de que la probabilidad te vaya a ser adversa, checa cómo se vería:


Por cierto, la foto no es un montaje, es muy pero muy verídica. Lee aquí la historia y piensa bien si quieres usar como tu defensa la tan trillada frase arriba mencionada; después de todo, se calcula que la intensidad de un rayo sólo oscila entre los 3 y los 200 millones de volts a un promedio de 20 mil amperes .

Más información para entender las diferentes formas de medición eléctrica aquí.

¿Gulp?

lunes, 9 de octubre de 2006

¿Mozart vs el Islam?

Pero que necesidad de crear tolvaneras y terror innecesario en este mundo post 11/sept.
Primero fueron las caricaturas en diarios daneses en las que se “humillaba al islam”, luego las declaraciones de “que la religión musulmana es inhumana y malvada” ―sacadas de contexto, hay que admitir― dichas por el Papa Benedictus XVI... Ahora el escándalo mundial es por una ópera… una ópera.

Desde que redescubrí mi afición por la música clásica, y sobretodo por la ópera (tenía alrededor de 13 años), compositor favorito ha sido Wolfgang Mozart.

Algunos de mis colegas debatirán sobre si su música carece de los matices dramáticos de un Wagner, de la complejidad de un Bach o de la brillantez de un Vivaldi (debate que sosteníamos la omnisciente, el escribicionista y un servidor en aquel programa radiofónico ―Diapasón― que solíamos tener, hace ya un par de años); pero de cualquier manera para mi, las composiciones del genio de Salzbugo son simplemente sublimes.

Y es precisamente una ópera del mismo W. A. Mozart, Idomeneo rey de Creta, la que ahora está en el centro de la controversia relacionada con esta supuesta "ola antimusulmana" de la Europa occidental.

Me parece verdaderamente ridículo que las autoridades de la Berlin Deutsch Oper hayan decidido en primer lugar agendar la adaptación de Hans Neuenfels de esta obra, puesto que en el año 2003 ya había sido muy criticada debido a una innecesaria escena en la que el personaje principal, Idomeneo ―dah―, toma una espada y degolla al dios Poseidón junto con Buda, Jesucristo y Mahoma a manera de protesta contra la imposición de una religión o de un "ser supremo" hacia el hombre.
BREVIARIO: TRAMA DE IDOMENEO
En la historia original, Idomeneo se ve obligado a entregar la vida de su hijo a Poseidón debido a una promesa que le había hecho de sacrificar a la primera persona que viese, una vez que su nave llega a puerto (Creta); sin embargo, el protagonista incumple el trato y en consecuencia llegan desgracias para los cretenses. Para aplacar la ira del Dios, Idamante (el hijo de Idomeneo) decide sacrificar su vida por su propia cuenta.
En el último momento el oráculo del dios del mar interviene diciendo que la ira de su amo se ha aplacado y no tendrá que realizarse el sacrificio siempre y cuando Idomeneo abdique al trono en favor de su hijo.
Ahora bien, el que con esta adaptación de la obra de Mozart se hayan levantado rencores de la comunidad islámica (por la "simbólica decapitación"), y que en consecuencia, como asustados ratones las autoridades culturales de una de las casas operísticas más respetadas hayan decidido quitar la puesta en escena para sustituirla por La Traviata (La Descarriada) de Guiseppe Verdi, fue verdaderamente ridículo, es decir, con su "autocensura" sólo avivaron "las llamas".
Simplemente fue darles razón y autoridad a estos llamados radicales, (que no son todo el universo de los creyentes del Islam); en contraste, no sorprende que no haya habido el más mínimo rumor de protesta de monjes tibetanos, o de ultra conservadores católicos y cristianos que pidieran afuera de las embajadas alemanas un castigo ejemplar para los productores y cantantes por osar ofender sus más sagradas creencias, o ya de perdida boicotearan cuanto evento cultural teutón se presentase.

Si lo que buscaban era llenar los asientos de la sala de conciertos, no era necesario. Mozart es un imán de taquilla aún a 211 años de su muerte, y la ópera como tal es un espectáculo cultural que, al menos en el Viejo Continente, todavía goza de amplísima aceptación.

Insisto, qué necesidad de ofender las creencias particulares y de efectuar acciones, para algunos grotescas, "en nombre del arte” (no busco encontrar el hilo negro sobre lo que es y lo que no es arte). Hay otra ópera también mozartiana llamada “Die Entführung aus dem Serail” (El rapto en el Serrallo) misma que está ambientada en la Turquía otomana del siglo XVIII cuyo mensaje principal es el perdón del enemigo (el antagonista es un Pashá, musulman) y la liberación de sus cautivos occidentales para evitar caer en el círculo vicioso de la violencia por diferencias político-religiosas.

Estoy seguro que el compositor de ésta y de Idomeneo jamás habría imaginado que su excelsa música sería utilizada en este tipo de ardides.

Adaptando a título personal algunas palabras de la película Amadeus: diría que la ópera está llena de virtudes humanas, no defectos; virtudes como el amor que son plasmadas en la mejor música jamás compuesta y ofrecida a los ojos y oídos de la humanidad.

Es más, el mismo Wolfgang Mozart en la última aria de la hoy mal afamada Idomeneo declama: "Torna la pace al cuore" (Regrese la paz al corazón). Una invitación que sin duda se debería de seguir y dejar de una vez por todas este tipo de diferencias de opinión.

Salam.

jueves, 5 de octubre de 2006

Más canciones pa'l funeral

Aquí en México cuando alguien muere es relativamente normal que se lleven mariachis a la ceremonia de inhumación. Aunque en años recientes un cantante surgido de un reality show ha hecho popular una canción exprofeso para ello.

A los gringos, en cambio, les gusta "I'll sleep when I'm dead" de Bon Jovi, "Stairway to Heaven" de Led Zeppelin, o "Knocking on Heaven's door" de Bob Dylan.

En el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, tal parece que el correr de los tiempos exige ya cambios en el protocolo de esta ceremonia en particular. Tal parece que están ya por quedar atrás los tiempos de las gaitas entonando "Amazing Grace", "Auld Lang Syne", o hasta la inolvidable "In my Life" de The Beatles.

Una encuesta publicada el lunes pasado reveló que a los británicos les gustaría que en la última ceremonia de sus vidas se entone, alguna de las siguientes canciones:

1.- "Goodbye my lover" - James Blunt (obtuvo el 51% de las preferencias).



2.-"Angels" - Robbie Williams.



3.- "I had the time of my life", del filme Baile Caliente (Dirty Dancing).



4.- "Wind Beneath my Wings" - Bette Midler
5.- "Pie Jesu" - Sarah Brightman (del Requiem de Andrew Lloyd Webber).
6.- "Candle in the Wind" - Elton John
7.- "With or without you" - U2
8.- "Tears in Heaven" - Eric Clapton
9.- "Every Breath you take" - The Police
10.- "Unchained Melody" - The Righteous Brothers

¿Y ustedes cuáles escogerían?
En lo personal, a mi me agradaría que pusieran la canción "Con te partiro" en la interpretación de Andrea Bocelli y Sarah Brightman.


O bien, el "Laudate Dominum" (Kv. 339) de Wolfgang Amadeus Mozart.



lunes, 2 de octubre de 2006

El fin de una era

Soy un archirequeterrecontramega fan de los Atlanta Braves desde 1991. Todo comenzó por un jugador quien había estado antes con los Dodgers de Los Angeles y quien era contemporáneo de Fernando Valenzuela.

De aquella ya remota época jamás olvidaré, por ejemplo esa jugada en el 7° juego por el National League Championship Series (NLCS) donde el jugador en cuestión, quien por cierto era el corredor más lento del equipo: Sid Bream (lean con atención el autógrafo y busquen su significado), en una jugada suicida, corrió al homeplate desde segunda base e hizo que Atlanta calificará a su primera serie mundial. Vean el video que aparece a continuación, mismo que ya es uno de los momentos icónicos del deporte estadounidense.


Desde ese entonces siempre consideraba lo mejor, pero también lo peor del año, al mes de octubre. ¿Por qué? Pues porque la novena de la que soy seguidor siempre, de alguna u otra manera, calificaba a la postemporada (para los lectores panboleros esto es que pasaba a las semifinales).

Pero este año ya no será así. Mis tan amados Braves (usando términos del cronista Pepe Cegarra), "se quedaron en la lona", en un lastimero tercer lugar de la división Este de la Liga Nacional con un record olvidable de 79 juegos ganados y 83 perdidos; a 18 victorias del puntero, los odiosos Mets de New York.

¿Qué implica esto para un servidor?
Bueno, he de reconocer que es menos doloroso saber con una antelación de casi dos meses que tu equipo "no pasará", a tener que ver por TV su eliminación de la serie de campeonato, o peor aún, en la Serie Mundial (sólo ganaron en 1995).

Sin embargo, implica además no tener el privilegio de ver lanzar una vez más a mi pitcher favorito: John Smoltz (quien es por cierto es también el capellán del equipo).

Me cuesta pensar en que este gran siervo de Dios, y que ya es todo un veteranísimo en el Rey de los Deportes (tiene 39 años), sea cambiado de equipo, o bien anuncie su retiro para dedicarse a labores altruistas de origen cristiano; ésto último, empero, pensándolo bien, es mucho mejor.

Por otra parte, la cara famiglia (especialmente Die Walküre) ya no podrán gozar de mi involuntario juego de caras y gestos, ni de mis desentonados alaridos del tomahawk chop en plena sala con jersey, gorra y hacha en mano, ni de las palabrerías lanzadas hacia el televisor hasta en klingon a manera de catarsis.
Ayer terminó la temporada regular del béisbol de las Grandes Ligas y por primera vez no tengo un favorito para que la gane (¡No! No le voy a ir a los Yankees y mucho menos a los Dodgers).

Me conformaré con el refrán clásico de éste, el Deporte de las Inteligencias:

"Será hasta la próxima temporada".