En segundo lugar, están aquellos en los que se destaca ya sea el trabajo en equipo (Hoosieres, Remember the Titans, The Mighty Ducks, Little Big League, etc.) y/o a un individuo que se sobrepone a todas las adversidades (Rudy, Chariots of Fire, For Love of the Game, etc). A este último tipo podría sumar la de Desafío a los Gigantes (Facing the Giants, 2006), pero lo que la hace diferente de otras películas de su categoría es, precisamente, su forma de abordar la historia.
El entrenador de fútbol americano de las Águilas de la preparatoria Siloh, Grant Taylor (Alex Kendrick), enfrenta una serie de dilemas existenciales: su sexta temporada perdedora al frente del equipo, una junta de padres que considera removerlo de su puesto, problemas caseros como fugas de agua, estufa descompuesta, un auto viejo que ya no arranca; y para rematar, él y su esposa Brooke (Shannen Fields)no pueden procrear hijos.
Con toda esperanza perdida, el entrenador Taylor, en vez de sumirse en sus problemas y tirar la toalla o buscar reclutar a algún jugador que los "salve", busca la solución desde una más elevada perspectiva: en Dios. Sí, en Dios, en la única persona que puede encargarse de nuestros problemas y resolverlos de formas muchas veces inimaginables.
Personalmente, el filme me impactó en gran manera en muchos sentidos. Desde cómo fue hecho (por voluntarios de la Iglesia Bautista de Sherwood de Albany, Georgia), su increible music score a cargo de Mark Willard (ministro de Adoración de la antes mencionada congregación) y otros temas musicales con cantantes y grupos de música cristiana contemporánea como Casting Crowns, Third Day, Josh Bates, Ana Laura y Bebo Norman, la impecable fotografía a cargo de Bob Scott, pero por sobre todo, por el mensaje que tuvo y tiene para mi vida y espero que para la tuya (en cuanto la veas, claro) también.
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