Hace algunas semanas vi un filme que me encantó: A Good Year, protagonizado por Russell Crowe [espero en algún momento poder escribir en este espacio la reseña del mismo]. De éste me gustaría rescatar "la moraleja" de que la vida no son sólo esos grandes eventos, sino también los pequeños placeres y detalles.
Esta mañana tuve la bendición de despertarme alrededor de las 6:30 de la mañana. Fui a pasear a mis perros al tiempo que admiraba de un frío amanecer y parafraseaba las palabras del salmista: "Tu misericordia, oh Dios, llega hasta los cielos, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" (Sal. 36:4).
Regresé a casa, dormité unos minutos más, me levanté sin prisa alguna a desayunar, y me dirigí en metro hacia la que considero la frontera lógica de ésta ciudad, a saber: Av. Félix Cuevas [hay quien dice que fuera del DF, lo demás es Cuautitlán; para mi --un sateluco por gusto propio--, pasando Plaza Universidad, todos son sureños].
A la altura de la estación Balderas, mientras me encontraba sentado escuchando en el iPod el disco Catching Tales de Jamie Cullum, subió un vendedor de música pirata a ofrecer no uno de los ya conocidos "Metro Golden Hits", sino un "disco de audio normal con los mejores éxitosss de la música romántica del belcántoy que l'incluyea Andrea Bocheli, María Cayas, Lusiano Pabaroti y José Carreras" (sic).
Los que me conocen saben que cuando llegó a escuchar algo digno de está... envergadura, me provoca en tres cosas: [en estricto orden de aparición] un tic nervioso, una cara Josef #29 [léase como imitación de Mr. Spock sorprendido] y una "respuesta contestataria" [Alberto Carbot dixit] acorde a la circunstancia; en este caso, fue una sonora carcajada. Vaya, no todos los días puedo reirme de estas máximas chilangas.
Al llegar a mi destino, me topé de frente con el buen amigo Morgé quien también se dirigía a recoger su premio por la trivia de Harry Potter. Nos abrazamos y comenzamos a platicar los pormenores e impresiones de las amistades en común que se enteraron del obsequio que estábamos por recibir [léase los chismes]; y una vez fuera del subterráneo, ya que "estábamos por ahí" decidimos darnos una vuelta por la tienda Comicastle para recordar viejos tiempos y, en este caso, para ver el más reciente número de Green Lantern. [Sí, Penieres, también le di una leída a la saga de Civil War, pero por el momento me parece más atractiva la de 52 y ahora la saga de los Siniestro Corps].
Esta mañana tuve la bendición de despertarme alrededor de las 6:30 de la mañana. Fui a pasear a mis perros al tiempo que admiraba de un frío amanecer y parafraseaba las palabras del salmista: "Tu misericordia, oh Dios, llega hasta los cielos, y tu fidelidad alcanza hasta las nubes" (Sal. 36:4).
Regresé a casa, dormité unos minutos más, me levanté sin prisa alguna a desayunar, y me dirigí en metro hacia la que considero la frontera lógica de ésta ciudad, a saber: Av. Félix Cuevas [hay quien dice que fuera del DF, lo demás es Cuautitlán; para mi --un sateluco por gusto propio--, pasando Plaza Universidad, todos son sureños].
A la altura de la estación Balderas, mientras me encontraba sentado escuchando en el iPod el disco Catching Tales de Jamie Cullum, subió un vendedor de música pirata a ofrecer no uno de los ya conocidos "Metro Golden Hits", sino un "disco de audio normal con los mejores éxitosss de la música romántica del belcántoy que l'incluyea Andrea Bocheli, María Cayas, Lusiano Pabaroti y José Carreras" (sic).
Los que me conocen saben que cuando llegó a escuchar algo digno de está... envergadura, me provoca en tres cosas: [en estricto orden de aparición] un tic nervioso, una cara Josef #29 [léase como imitación de Mr. Spock sorprendido] y una "respuesta contestataria" [Alberto Carbot dixit] acorde a la circunstancia; en este caso, fue una sonora carcajada. Vaya, no todos los días puedo reirme de estas máximas chilangas.
Al llegar a mi destino, me topé de frente con el buen amigo Morgé quien también se dirigía a recoger su premio por la trivia de Harry Potter. Nos abrazamos y comenzamos a platicar los pormenores e impresiones de las amistades en común que se enteraron del obsequio que estábamos por recibir [léase los chismes]; y una vez fuera del subterráneo, ya que "estábamos por ahí" decidimos darnos una vuelta por la tienda Comicastle para recordar viejos tiempos y, en este caso, para ver el más reciente número de Green Lantern. [Sí, Penieres, también le di una leída a la saga de Civil War, pero por el momento me parece más atractiva la de 52 y ahora la saga de los Siniestro Corps].
Poco más de una hora después --ups-- llegamos por fin a la recepción del diario Reforma y nos entregaron envueltos en plástico los tan anhelados ejemplares de la última novela de J.K. Rowling, y para celebrarlo, nos fuimos al cine a ver... Transformers... otro detallazo más.
-o-o-o-o-o-
Por la noche, acompañado de los buenos amigos: Chucho y Adánhulk emprendimos una aventura en medio de una tormenta de verano para ir a degustar los mundialmente famosos esquites de Fuentes de Satélite. Justo cuando preparaba el mío, llegó el último grato detalle del día: ver al gran cuate y colega José Ra, e iniciar una breve pero gustosa charla acerca del pasado y del presente.
God is good.
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