sábado, 18 de marzo de 2006

El Primer Clásico Mundial de Baseball

[Para el aguerrido Illinois quien, aunque le va a los Padres y a los Yanks, es de los pocos amigos verdaderamente fanático de la pelota caliente].

Aunque un servidor tiene cierta fama -mal ganada, he de admitir- de ser una especie de apátrida… El jueves pasado, mientras veía el partido entre las selecciones de México y EUA, con el debido respeto para mis primos los bostonianos, me dije: “si le ganamos a los gringos, sobre ésto sí posteo” -del verbo anglófono to post-

El Clásico Mundial de Béisbol -¿o qué, creían que me refería al soccer? Come On!- nació con un sinnúmero de obstáculos que poco o nada tienen que ver con el plano deportivo.

Oficialmente, nació el 11 de mayo del año pasado (2005), cuando el Sindicato de los Peloteros de Grandes Ligas, el Comisionado de MLB (Major League Baseball) y la Federación Internacional de Béisbol (FIB) lograron acordar la realización de este torneo internacional, el cual se efectuará cada cuatro años, pero para que no coincida ni con los Juegos Olímpicos, ni con la Copa Mundial de la FIFA, el próximo se realizará hasta el 2009.

Originalmente se tenía contemplada la participación de 20 países, pero por cuestiones de logística, se limitó finalmente en 16, divididas en 4 grupos, que jugarían en tres sedes: Tokio, Phoenix y San Juan:

Grupo 1: China, Japón, Corea del Sur y China Taipei (Taiwán).
Grupo 2: Canadá, México, Estados Unidos y Sudáfrica.
Grupo 3: Cuba, Puerto Rico, Panamá y Holanda (jugadores de Curazao y Aruba).
Grupo 4: República Dominicana, Venezuela, Australia e Italia (jugadores Italo-americanos, en realidad).

Pues bien, comentaba que el torneo nació con problemas de índole político. Primeramente porque fueron dejadas de lado naciones con grandes jugadores profesionales de la Gran Carpa como Colombia, Nicaragua y sí, Nueva Zelanda.

Después, el presidente de Cuba, Fidel Castro, se hizo por meses del rogar y cuando finalmente aceptó la invitación de participar, el Departamento de Estado Norteamericano y La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro se obcecaron en una posición de no permitir la entrada de jugadores de la Isla en su territorio, medida que incluía a Puerto Rico, al ser un “Estado Libre Asociado”.

La respuesta latinoamericana no se hizo esperar: Dominicana, Panamá e incluso México se ofrecieron como sede para facilitar que los jugadores cubanos pudiesen participar; inclusive la FIB amenazó con retirar su aval si no se permitía a Cuba jugar. Finalmente, las autoridades norteamericanas decidieron ceder.

Con el inició del mencionado torneo, que incluía a muchos de los mejores jugadores, tanto de Grandes Ligas como de las ligas locales de cada país, el equipo mexicano no podía ser inferior así que se seleccionó una especie de Equipo de Ensueño comandado por Francisco “Paquín” Estrada, como coaches: nada más y nada menos que Fernando “el Toro” Valenzuela, Teodoro Higuera, dos de los héroes nacionales de este deporte.

Y que decir de los jugadores: Vinicio Castilla (Padres), Erubiel Durazo (Atlethics), Jorge Cantú (Devil Rays), Gerónimo Gil (Orioles), Juan Gabriel Castro (Twins) y Miguel Ojeda (Rockies). De lanzadores, lo mejor: Esteban Loaiza (Atlethics), Elmer Dessens (Royals) y Roberto “Metralleta” Ramírez (Diablos Rojos); así como otros estelares como Rodrigo López (Orioles), Oliver Pérez (Pirates), Ricardo Rincón (Cardinals), Antonio “Cañón” Osuna y Luis Carlos García (Tigres de Puebla), así como Oscar Villareal (Braves), un novato que lanza fuego.

Desde un principio, los medios le daban pocas posibilidades a los nacionales, de hecho, su primer encuentro, ante EU, lo perdieron 2-0, y ya se hablaba de su eliminación ante Canadá; pero las cosas cambiaron: masacraron a Sudáfrica 10-4 y humillaron a Canadá 9-1, y demostró a todos que en este deporte NADA está escrito.

¡Terminó el invierno… mmm más bien, se adelantó la primavera! ¡Acabó el ayuno! Y lo mejor, ¡Se adelantó la Serie Mundial!

Let’s play some ball!


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