El pasado jueves, como ya comenté aquí. Fui al concierto del joven virtuoso de la síncopa, Jamie Cullum. Tras salir "como alma que lleva el diablo", de la Universidad, especialmente tras una de esas nefastas disque clases de Historia de la Diplomacia, cortesía de la embajadora de las tortillas, llegué al Teatro Metropolitan cerca de las 8:30 de la noche —el concierto iniciaba a las 9 P.M.—
Entré al recinto, el cual solía ser un cine y donde vi, acompañado de mi papá, filmes como L'Ours (El Oso) y Home Alone 2: Lost in New York (Mi Pobre Angelito 2). Subí las escaleras hasta el penúltimo nivel del teatro —¿qué más podías esperar por un boleto que costó $200 pesos?— y busqué infrutuosamente mi lugar en par de ocasiones. (Léase que en este centro de espectáculos, la administradora OCESA, no ha provisto de las adecuadas señalizaciones).
Pocos minutos después de la hora pactada del inicio del primer evento del 2° Festival de Jazz de la ciudad de México, se apagaron las luces y fue dirigido al centro del escenario un joven, hasta entonces desconocido por todos, el cubano-americano, Raúl Midón acompañado únicamente de su guitarra.
Como telonero, Midón estuvo más que excelente, tocó casi una hora, y entre sus interpretaciones destacaron un blues —más que delicioso— y una trova cubana. El público se sorprendió cuando al final de su intervención, se dio cuenta que el músico es ciego. —muy poco observadores, la verdad—
Hubo un receso de cerca de 10 minutos y mientras buscaba a algún conocido amante del jazz como mis amigos Fabián y su cuñada, la también amiga Lety, me encontré con otro un par de amigos pibicenses: Juliux y Ana Paola, a quienes tuve el honor de acompañar el resto de la velada.
Y entonces... taraaaán.... le enfant terrible du jazz, Jamie Cullum, para los "despistaos", apareció. Vestido con jeans rotos, tenis Converse, camisa blanca sin fajar y corbata negra semi anudada, el jazzista se dirigió al micrófono y en perfecto español dijo, mientras tomaba una cerveza en lata: "Hola a todos, ¡salud!"; y cual si fuera concierto de Luis Miguel o Alejandro Fernández, las niñas posers hicieron alarido de presencia.
Y entonces tocó los primero acordes de aquella canción con la que aún medio me puedo identificar: twentysomething:
Y llegó entonces el éxtasis. Cullum es un excelente pianista. Le siguieron Get your Way, su quizá rola más conocida, del disco Catching Tales, que es un rolón híbrido entre lounge, pop y jazz, compuesta con Dan The Automator Nakamura, ex integrante del grupo virtual de hip hop y rock, Gorillaz.
Interpretó también: Blame it on my Youth, la cual tocó con un sentimiento inigualable, debido a la eperiencia personal —un desamor con una mujer mayor que él—, Pointless Nostalgic, Old Devil Moon, These Are the Days (ya estuvo como música de fondo en este blog. Para escuchar la rola, da click aquí), hizo una pausa para dejar el piano y tomar una guitarra electroacústica y decirnos porque extraña los cielos nebulosos de Londres y para demostrarnos porque London Skies, es el nuevo himno de los británicos tras los atentados del Underground.
Entré al recinto, el cual solía ser un cine y donde vi, acompañado de mi papá, filmes como L'Ours (El Oso) y Home Alone 2: Lost in New York (Mi Pobre Angelito 2). Subí las escaleras hasta el penúltimo nivel del teatro —¿qué más podías esperar por un boleto que costó $200 pesos?— y busqué infrutuosamente mi lugar en par de ocasiones. (Léase que en este centro de espectáculos, la administradora OCESA, no ha provisto de las adecuadas señalizaciones).
Pocos minutos después de la hora pactada del inicio del primer evento del 2° Festival de Jazz de la ciudad de México, se apagaron las luces y fue dirigido al centro del escenario un joven, hasta entonces desconocido por todos, el cubano-americano, Raúl Midón acompañado únicamente de su guitarra.
Como telonero, Midón estuvo más que excelente, tocó casi una hora, y entre sus interpretaciones destacaron un blues —más que delicioso— y una trova cubana. El público se sorprendió cuando al final de su intervención, se dio cuenta que el músico es ciego. —muy poco observadores, la verdad—
Hubo un receso de cerca de 10 minutos y mientras buscaba a algún conocido amante del jazz como mis amigos Fabián y su cuñada, la también amiga Lety, me encontré con otro un par de amigos pibicenses: Juliux y Ana Paola, a quienes tuve el honor de acompañar el resto de la velada.
Y entonces... taraaaán.... le enfant terrible du jazz, Jamie Cullum, para los "despistaos", apareció. Vestido con jeans rotos, tenis Converse, camisa blanca sin fajar y corbata negra semi anudada, el jazzista se dirigió al micrófono y en perfecto español dijo, mientras tomaba una cerveza en lata: "Hola a todos, ¡salud!"; y cual si fuera concierto de Luis Miguel o Alejandro Fernández, las niñas posers hicieron alarido de presencia.
Y entonces tocó los primero acordes de aquella canción con la que aún medio me puedo identificar: twentysomething:
"After years of expensive education
a cup full of books and anticipation,
I'm an expert on Sheakespeare... that's right a hell of a lot,
but the world doesn't need scholars as much as I thought"...
Y llegó entonces el éxtasis. Cullum es un excelente pianista. Le siguieron Get your Way, su quizá rola más conocida, del disco Catching Tales, que es un rolón híbrido entre lounge, pop y jazz, compuesta con Dan The Automator Nakamura, ex integrante del grupo virtual de hip hop y rock, Gorillaz.
Interpretó también: Blame it on my Youth, la cual tocó con un sentimiento inigualable, debido a la eperiencia personal —un desamor con una mujer mayor que él—, Pointless Nostalgic, Old Devil Moon, These Are the Days (ya estuvo como música de fondo en este blog. Para escuchar la rola, da click aquí), hizo una pausa para dejar el piano y tomar una guitarra electroacústica y decirnos porque extraña los cielos nebulosos de Londres y para demostrarnos porque London Skies, es el nuevo himno de los británicos tras los atentados del Underground.
La versatilidad de Jamie no sólo se limita al piano y la guitarra. Es tío es un verdadero showman, también la hizo de stunt para su percusionista, interrumpió el concierto para darle un beso a una fan y recibir de esta ¡un oso de peluche!, nos sorprendió a todos al bajarse del escenario, e iniciar desde ahí una improvisada batucada, y además, por si ello fuera poca cosa, cantó sin micrófono.
También tocó Catch the Sun, Photograph, Frontin', Everlasting Love (ésta aparece en el soundtrack del filme Bridget Jones: The Edge of Reason); y las que para mi fueron el pináculo del concierto: High & Dry, un cover del tema original de Radiohead; y la inolvidable composición de Cole Porter: I Get a Kick out of You (with cocaine sniff simulatión included); y nos puso a temblar con All at Sea, del cual les incluyo las letras (la música de fondo):
I’m all at seaWhere no one can bother meForgot my rootsIf only for a dayJust me and my thoughtsSailing far away.Chorus:Like a warm drink it seeps into my soulPlease just leave me right here on my ownLater on you could spend some time with meIf you want to, all at sea.I’m all at sea
Where no-one can bother meI sleep by myselfI drink on my ownI don’t speak to nobodyI gave away my phoneChorus.Now I need you more than everI need you more than ever now.If you don’t need it every dayBut sometimes don’t you just craveTo disappear within your mindYou never know what you might findSo come and spend some time with meAnd we will spend it all at sea.Chorus.Ooooh If you want to, all at sea
If you want to.
Para finalizar, tocó Mindtrick, y debido a nuestra insistencia, regresó para un encore en el que nos deleitó con I Could Have Danced All Night, con la que literalmente nos hizo bailar y saltar.
Cheques esta foto, del bloguero afortunado que pudo estar en el backstage.
No hay comentarios:
Publicar un comentario