jueves, 23 de noviembre de 2006

La frase (3): Huele como a Navidad

Justo la noche del día de mi cumpleaños, se "dejaron venir los pingüinos", es decir, comenzó a soplar un aire helado y por ende, la temperatura descendió muchísimo. Al día siguiente, el frío empeoró tras comenzar a caer agua-nieve y en consecuencia, los volcanes que rodean la ciudad de México (el Popocatépetl, el Ixtlazihuatl y el Ajusco) amanecieron llenos de nieve.

Una vez concluido el Mexican Revolution weekend y regresar a la cotidianidad de las labores en la Universidad, prácticamente toda la comunidad académica y administrativa nos vimos con la infortunada realidad de que el H.H. Campus es una congeladora.

Imaginen la escena: 9 de la mañana –gracias a Dios que no estuve para la primera clase–. 60 personas en un aula de 8 x 20 metros con las ventanas y puerta cerradas y, eso sí, todos con su respectiva nariz roja por el frío [Rudolph the Red Nose Reindeer alike], abrigos, guantes, bufandas y hasta pasamontañas –pero no del Ejército Zapatista... y eso que es la UNAM–, y nadie sin ánimos para salir siquiera por un café.

Entonces, abro mi mochila y saco de ella una mandarina y al iniciar a desgajarla, uno de mis compañeros, el Palazuelos, dice: "¡Huele como a Navidad!". Más de uno volteó su rostro hacia el origen de tan efusiva declaración. Mi reacción inicial: Eh! –[aý] in proper canadien–, es decir: extrañeza con indicios de un tick nervioso.

Me acomodé los lentes y con voz pausada le pregunté: A ver, explicame ¿cómo es eso de que huele como a Navidad? A lo que el buen hombre tuvo a bien en responderme "Sí, es que tú siempre traes de esas como naranjas chiquitas que saben dulces y huelen como a eso que se toma siempre en Navidad".

(Cf. Plop). Y me dije a mí mismo: mi mismo, creí que ya había visto todo.
–¿Te refieres al ponche navideño?
–"Sí, sí, como a ese que te dan en las posadas y que tiene cañas y de esas como manzanitas con muchas semillas" (léase tejocotes).

–Ya veo, le respondí. ¿Pero por qué dices que huele como a Navidad? ¿Quién te dijo que a eso huele?
–"Pues porque a eso huele... ¡dah! ¿o no?", dijo con una extrañeza comparable a la mía, cuando inició la conversación.

De esta... edificante charla, quisiera retomar dos puntos: el cómo la asociación de ideas no sólo se limita a palabras sueltas o imágenes, sino también a olores. Y aunque éste tipo de puede o no necesariamente ser preciso o concreto; sí puede llegar a ser bastante jocoso... eso, y que mi capacidad de asombro no tiene fin... aún.

En segundo lugar, que la palabra "como", además de sus usos como artículo, preposición, adverbio y conjunción es utilizado y aceptado ya, por estas generaciones post-sismo de 1985, a manera de muletilla.

Eso sí, como buen gourmetragaldabas que soy, y especialmente tras estos gélidos días, al escribir las vehemencias del Palazuelos, lo hago acompañado de una gran taza de ponche navideño. Mismo que consta de agua caliente, flor de jamaica, piloncillo, guayabas, manzanas, tamarindos, cañas de azúcar, mandarinas (esas como naranjas chiquitas que saben dulces) y tejocotes (esas como manzanitas chiquitas)... un buen remedio para combatir el frío.

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