De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra en cuestión proviene del latín spurĭus y significa:
1. [adjetivo] Bastardo (que degenera de su origen o naturaleza).
2. [adjetivo] Falso (engañoso).
A partir de las elecciones del 2 de julio ésta --espurio-- se ha vuelto una palabra en boga dentro del argot de muchos mexicanos (o al menos de los capitalinos), particularmente de los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador (con el debido respeto, nada apreciable Peje).
Así, por ejemplo tenemos ya acuñada la siguiente frase célebre (favor de sustituir la letra "j" por "c" o "s", según corresponda): "No ajeptaremoj a un prejidente ejpurio" --AMLO dixit, et al dixerunt, of course--.
El fenómeno no deja de sorprenderme a la fecha. ¿Cómo alguien que se negó a contestar siete preguntas de cultura general en un noticiario televisivo, puede siquiera proferir y ya no digamos conocer el significado de la palabra en cuestión?
Como los mexicanos nos caracterizamos por nuestra corta memoria histórica, he aquí las preguntas que Victor Trujillo, conductor del noticiario El Cristal con que se Mira, pretendía que AMLO contestase:
¿Cuál es la capital de Belice?
¿A quién le decían "El Manco de Celaya"?
¿Cuál es el valor de la constante π [Pi]?
¿Cuáles son las palabras esdrújulas?
¿Quién es el autor de El Llano en Llamas?
¿Quién pintó la Capilla Sixtina?
¿Cuánto cuesta un boleto del SCT Metro?
Lo más divertido es que sus seguidores andan escupiendo, pintarrajeando y estornudando la citada palabra a diestra y siniestra: "¡Espurio!" --me decía el otro día la versión mexicana de "Evo Morales", sweater included-- Gesundheit!, --le respondí--, con el contestatario humor que me caracteriza (y me sigue haciendo reír la cara que puso).
Y así como en México ya prácticamente todas las personas se llaman igual, léase "güey", sin distinción de género (pobres padres de familia, tanto que se quebraron la cabeza para ponerles un "nombre digno" a sus hijos), ahora ya todo también es espurio:
"Espurio tú, espuria tu vaca, Comida espuria, trabajo espurio..." (ingrese su palabra favorita + espuri@); y en la mayoría de los casos, por ejemplo con la celebrérrima embajadora de las tortillas, les puedo asegurar que no saben ni qué están diciendo.
Ya el compló' es un término out, y en palabras de una compañera periodista: es "poco fashion", lo in es decir "espurio".
Sólo para aclarar: no, no tenemos un futuro Presidente "espurio", tendremos un Presidente "legal": Felipe Calderón Hinojosa, quién buscará legitimarse (legalidad y legitimidad son dos terminos completamente diferentes); en cambio, para desgracia de dos terceras partes de los votantes de la pasada elección, tendremos que seguir soportando otra temporada a un, ese sí, "espurio" representante de la izquierda mexicana.
Algo sí hay que agradecer al Peje: su valiosa colaboración para incrementar el vocabulario de miles de sus 14 millones de votantes, y por ende, sacar del baúl de los recuerdos o de la pata coja del sofá de muchos comunicadores y analistas políticos, el diccionario, incluido un servidor.
Así, por ejemplo tenemos ya acuñada la siguiente frase célebre (favor de sustituir la letra "j" por "c" o "s", según corresponda): "No ajeptaremoj a un prejidente ejpurio" --AMLO dixit, et al dixerunt, of course--.
El fenómeno no deja de sorprenderme a la fecha. ¿Cómo alguien que se negó a contestar siete preguntas de cultura general en un noticiario televisivo, puede siquiera proferir y ya no digamos conocer el significado de la palabra en cuestión?
Como los mexicanos nos caracterizamos por nuestra corta memoria histórica, he aquí las preguntas que Victor Trujillo, conductor del noticiario El Cristal con que se Mira, pretendía que AMLO contestase:
¿Cuál es la capital de Belice?
¿A quién le decían "El Manco de Celaya"?
¿Cuál es el valor de la constante π [Pi]?
¿Cuáles son las palabras esdrújulas?
¿Quién es el autor de El Llano en Llamas?
¿Quién pintó la Capilla Sixtina?
¿Cuánto cuesta un boleto del SCT Metro?
Lo más divertido es que sus seguidores andan escupiendo, pintarrajeando y estornudando la citada palabra a diestra y siniestra: "¡Espurio!" --me decía el otro día la versión mexicana de "Evo Morales", sweater included-- Gesundheit!, --le respondí--, con el contestatario humor que me caracteriza (y me sigue haciendo reír la cara que puso).
Y así como en México ya prácticamente todas las personas se llaman igual, léase "güey", sin distinción de género (pobres padres de familia, tanto que se quebraron la cabeza para ponerles un "nombre digno" a sus hijos), ahora ya todo también es espurio:
"Espurio tú, espuria tu vaca, Comida espuria, trabajo espurio..." (ingrese su palabra favorita + espuri@); y en la mayoría de los casos, por ejemplo con la celebrérrima embajadora de las tortillas, les puedo asegurar que no saben ni qué están diciendo.
Ya el compló' es un término out, y en palabras de una compañera periodista: es "poco fashion", lo in es decir "espurio".
Sólo para aclarar: no, no tenemos un futuro Presidente "espurio", tendremos un Presidente "legal": Felipe Calderón Hinojosa, quién buscará legitimarse (legalidad y legitimidad son dos terminos completamente diferentes); en cambio, para desgracia de dos terceras partes de los votantes de la pasada elección, tendremos que seguir soportando otra temporada a un, ese sí, "espurio" representante de la izquierda mexicana.
Algo sí hay que agradecer al Peje: su valiosa colaboración para incrementar el vocabulario de miles de sus 14 millones de votantes, y por ende, sacar del baúl de los recuerdos o de la pata coja del sofá de muchos comunicadores y analistas políticos, el diccionario, incluido un servidor.
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