lunes, 25 de septiembre de 2006

Van Gogh y las matemáticas

Cuando era adolescente tenía una corbata que me encantaba (y mi papá hizo el favor de dejarla un día colgada en el perchero de su oficina y, claro, la robaron).

Quizá sí hoy utilizara esa prenda sería el mayor homenaje al mal gusto (como aquella con motivos de un lienzo de Frida Khalo que utiliza cierto ex diputado federal del PAN), pero en aquella época, en la que los cánones de la moda veían con buenos ojos utilizar este accesorio básico de la indumentaria masculina con motivos de Disney o los Looney Tunes en colores chillantes, ésta en cambio reproducía el cielo de mi pintura favorita de Vincent Van Gogh: La noche estrellada (The starry night).

Como buen humanista, es de dominio público que las matemáticas no son precisamente mi fuerte. De hecho, tras mi estancia en la Escuela Superior de Física y Matemáticas del IPN (aunque ustedes no lo crean, en alguna época también fui burro antes que Puma) estoy literalmente bloqueado desde el momento mismo en que veo algorítmos demostraciones, ecuaciones diferenciales, integrales, etc.

Pues bien, hace relativamente poco tiempo leí en la Gaceta de la UNAM un artículo acerca de que un investigador mexicano junto con otros científicos españoles y británicos encontraron en las llamadas turbulencias del aire en las pinturas de Van Gogh, la reproducción exacta del modelo fisicomatemático denominado Escalamiento de Kolmogorov.

La esencia de esta teoría tiene que ver con la probabilidad de que dos puntos de un fluido turbulento, separados una cierta distancia, tengan la misma velocidad y cómo ésta cambia en la medida en que estos puntos modifiquen su distancia entre sí.

"Comenzó con el análisis del cuadro La noche estrellada (que se localiza en el Museo de Arte Moderno de Nueva York), pintado por Van Gogh en junio de 1889 (...) La noche estrellada es considerada la obra maestra más misteriosa del artista holándes, en la que el cielo se transfigura hasta retorcerse y duplicarse de luz. En ella todo es energía y nada es ambiguo".

"Fue un impresionista capaz de transmitir la esencia de la turbulencia, de forma tal que se ajusta a un modelo físico y matemático de este fenómeno... De tal forma, se encontró qué la función de densidad de probabilidad de las diferencias de luminosidad se ajustaban al mismo modelo que habia propuesto Kolmogorov para las diferencias de velocidad".

"El mismo fenómeno aparece en otras de sus obras como "Camino con ciprés y estrella" y en "Camino de trigo con cuervos", de tal forma, se encontró qué la función de densidad de probabilidad de las diferencias de luminosidad se ajustaban al mismo modelo que habia propuesto Kolmogorov para las diferencias de velocidad".

Este investigador de la UNAM, Dr. José Luis Aragón Vera, explicó también que "Vincent Van Gogh no tenía idea de lo que éra el problema de la turbulencia, simplemente plasmo lo que sentía, él veía un paisaje y transmitía lo que le inspiraba. Cuando transmitió un cielo turbulento, lo hizo de una forma tan exacta que se ajusta al modelo estadístico de Kolmogorov, que es uno de los pilares de las teorías modernas de la turbulencia aeronáutica" (Para leer el artículo completo da click aquí).

Así que la próxima vez que viajen en avión pónganse a pensar en todo lo que los ingenieros aeronáuticos tienen que calcular a la hora de diseñar un aeroplano para evitar que las alas o la fisionomía de una aeronave no se colapsen ante la fuerza de las corrientes de aire; o bien, si son como un servidor, con cierto grado de aversión hacia los teoremas y teorías fisicomatemáticas, sólo recuerden al autor de algunas de las más bellas pinturas de la historia, y piensen que era un genio muy adelantado a su época.

Vincent rules!!!.

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